domingo, 31 de mayo de 2015

Otro domingo

El punto es que el domingo empezó desde el viernes. El sábado me la pasé todo el día encerrada en el departamento viendo películas y leyendo (o sea: acabándome los recursos del domingo), así que el domingo despierto ya con mis 'fuerzas disminuidas', por decirlo de alguna forma. O sea: me despierto triste. Muy.

Tengo muchísima hambre porque no he comido nada desde ayer en la tarde, salivo sólo de pensar en un desayuno con proteínas (o sea: no con otro de mis yogurths griegos). Me cambio, tomo un taxi, me voy a un café hipster de Alvaro Obregón que me gusta mucho. Pido un desayuno muy sustancioso y veo el reloj: son las 11:00 am. Me propongo quedarme a leer hasta las 3 de la tarde. Estoy leyendo una novela de Chimamanda Ngozi Adichie que se llama 'Americanah'. Se trata de una morrita nigeriana (Ifemelu) que se va a vivir a Estados Unidos sola (es decir, sin sus papás, hermanos, novio) para estudiar la universidad. Los primeros capítulos fueron medio aburridos porque iban sobre la historia de amor de ella y el novio de la preparatoria (en Nigeria) y pues, no sé, como que ahí se repitió el lugar común de que eran el uno para el otro pero resulta que muchos años después ella está soltera (considerando volver a Nigeria), mientras que él está casado con una morra que no tiene nada que ver con Ifemelu: es linda, preocupada por el status social, extraordinariamente amable (mientras que Ifemelu fue siempre la salvaje contestona rebelde inteligente). A mí me suena tan, pero tan, pero tan conocido (¿ya conté que mi novio de la universidad, con quien los fines de semana nos tirábamos en un parque a leer  y leer y leer, ahora anda con una instructora de gimnasio que está buenísima y sube fotos sexys every single day, acompañadas con frases de superación personal con faltas de ortografía?). So: lugar común, pensé. Qué hueva.

Pero luego ya se pone mejor la novela. Los capítulos en los que cuenta los shocks culturales son jodidamente divertidos. Los disfruté mucho.

Total, a las 3 ya me siento cansada de leer y ya cumplí mi meta, así que pido la cuenta y me voy. Pero (la - puta - madre) otra vez lo de siempre: ¿y ahora a dónde voy? Pues al depa, supongo. En el depa me pongo a ver una película muy bonita que se llama Meteora;  trata sobre una monja y un monje (guapísimo) que viven en un convento en Grecia y que se enamoran y se aman. Es muy bonita, muy, muy bonita visualmente.

La película se termina y son las 5, apenas. Le escribo a A., quien me dice que ya se está quedando dormido. Me pregunta que qué voy a hacer el resto de la tarde y me pongo a llorar. 'No sé - le digo - este día está siendo terriblemente largo'. Pero luego le digo que no se preocupe, que descanse, que estoy bien.

A veces me siento tan tonta y tan ridícula. Podría hacer tantas cosas: tengo un chingo de libros sin leer, vivo en una ciudad gigantesca y podría ir otra vez a la cineteca, o al cine, o a comerme un postre rico a la Tratoria, o podría ir a caminar por ahí, o ver las series que me faltan o... no sé, hay muchas cosas posibles. Y sin embargo el pequeño 'pero' es que hacer cualquiera de esas cosas en este momento me implica muchísima energía. Todo el problema es la energía. Por ejemplo: tengo que convencerme de salir de casa, tengo que convencerme de quitarme la pijama, tengo que convencerme de hablarle o escribirle a fulanito a ver si quiere ir por un café. Es decir: podría perfectamente pasarme todo el día acostada sin hacer nada y soltando lagrimitas de cuando en cuando. Pero esa sola imagen me da tanta pereza que digo 'no, no tengo que hacer eso'. Así que en cambio pienso en otras cosas que podría hacer: 'tengo que irme a un café a leer otras tres horas', el punto es que seguir esos planes me significan muchísimo esfuerzo.

¿Suena tonto? ¿suena loco? ¿suena infantil? Quizás es todo en uno. ¿Pero y qué voy a hacer? ¿negar que esto está siendo difícil de manejar? ¿decir que no me muero de miedo ante la posibilidad de otra depresión - que es lo que MENOS necesito ahorita?

Es sin duda una buena estrategia eso de obligarme a hacer cosas. Pero hoy, la verdad, no las pude. Me la pasé toda la tarde llorando. Hice un intento por ver a M. y le mandé un mensaje diciéndole que si íbamos por un café pero ps, lo de siempre. Es decir, pasa que no me gusta decirle a la gente 'OYE, ESTOY SUPER TRISTE Y ME HARÍA MUCHO BIEN VERTE HOY', entonces más bien trato de dejarlo en 'nivel casual' y digo cosas como 'opción c) vamos por un café' y entonces pues, suena a mensaje de chica relajada que entenderá que no le respondan porque cualquier cosa pasó y no le pudieron responder. Pero como en realidad no hay chica relajada pues...

Me puse a llorar otra vez, y otra vez, y otra vez. Me dije que sentía muchísimo tener que estar viviendo estas cosas de esta manera. Que si tuviera una varita mágica en este momento pondría a dos amigos cercanos que no se cansaran de llamarme los domingos, y pondría muchas reservas de energía para hacer todas las cosas que podría hacer, y pondría un entorno más amable a mi alrededor (y me quitaría cinco kilos de encima ya que estamos....). Me acordé de Jaime, porque hace cinco años que estaba en una crisis parecida él tuvo la idea de ir por mí un domingo, sacarme de la cama, llevarme a Chapultepec  a que me diera el sol, invitarme un agua de fresa y traerme de regreso a casa. Quién sabe si Jaime lo recuerde y quién sabe si siga pasando por aquí pero gracias, gracias, gracias. A veces no deja de asombrarme la generosidad de las personas.

O sea que este domingo lo hice tan, pero tan, pero tan mal, que a las 7:30 me tomé un clonazepam. Lo siento muchísimo, ésta sigo siendo yo.


UPDATE:

Amigues, amigues, que no cunda el pánico. Hoy cuando pude abrir los ojos (a eso de las 8:00 am) vi que tenía varios mensajes en el celular de algunos de ustedes preocupados por mí. Estoy bien, en serio. Es el primer fin de semana que paso tan mal en lo que va del año y eso para mí está bien porque pues, no sé: cinco meses y un fin de semana malo no suena mal, no? Suena a que lo estoy haciendo bien. He sido depresiva por varios años y he aprendido que, igual que con el resto de los padecimientos, la cosa es tenerse paciencia, mucha, mucha paciencia. Tranquilo todomundo. Aunque si quieren invitarme un café será bienvenido =)


2 comentarios:

Alexander Strauffon dijo...

No es tonto ni loco el sentirse así, pasa de forma muy común, y es parte del espectro de depresión. Por cierto, creo que el clonazepam solo está reforzando tu desgano. Hay alternativas, pero obvio, eso debe ser recetado por un psiquiatra que te vea y a quien le tengas confianza.

Zhenitte dijo...

Yo también tomo el clonazepam los días más tristes. Y ya fui con tres psiquiatras. Como dices, la cosa es tenerse paciencia. Y sí, conozco de sobra la sensación de los días muy largos, sin contenido. Tenía mucho tiempo sin pasar por aquí. Me da gusto saber que sigues escribiendo!